Seguro que más de alguno de vosotros ya sabe de nuestra predilección por los dibus japoneses. No por cualquier anime o manga, sino por los más bonitos, sencillos y originales. Hoy os colgamos en este post cuatro grandes maestros del dibujo infantil y no tan infantil que seguimos con cariño y atención. El primero de ellos es Taro Gomi, un gran dibujante de cosas pequeñas que seguro habréis visto, sin saberlo, en más de un libro infantil. Con un lápiz es capaz de dibujar risas, miradas, paisajes y flores de un sólo trazo pero con mucha alma. Satoshi Kitamura también nos gusta, sobre todo porque sus personajes son próximos, coloridos y muy simpáticos. Algo distinto pero también muy interesante es el arquitecto Junya Ishigami, cuyos dibujos conocimos en un viaje a la Bienal de Arquitectura de Venecia. Dibuja sobre todo paisajes, naturales y habitados, con un lápiz como única herramienta y generalmente pensados para ser vistos sobre grandes paredes (sin duda decorar una pared de un cuarto de peques con Ishigami sería genial). Y por supuesto no podía faltar el gran maestro Hayao Miyazaki, el más famoso y original de todos ellos. Sus "spirit forests", Ponyo, Porco Rosso, Princesa Mononoke, Chihiro o Totoro son personajes que campan a sus anchas por casa y a los que les tenemos un gran cariño. Sus miradas están llenas de magia y sus historias son tan sencillas como la vida misma. Sin duda Totoro es una de nuestras películas favoritas y las lecciones que aprendemos con ellas son igual de bellas que los personajes que las protagonizan. Todos estos dibujos nos han enseñado que no son sólo para los más pequeñuelos, sino que en realidad son la clave para poder sentirte un niño grande.
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