2014/01/14

AQUELLA ESCAPADA A LANZAROTE (I)

Hoy nos ha dado por recordar aquella maravillosa escapada a Lanzarote hace unos inviernos. Allí nos fuimos con los amigos a pasar un fin de semana largo, olvidar un poco el tiempo invernal y disfrutar de la magia de una de las islas canarias más bonitas y especiales. 

El salto a Lanzarote es fácil y con cuatro o cinco días se visita y conoce lo más importante de la isla, además de disfrutar de unos buenos baños o tumbadas en la playa o piscina. Para empezar nosotros tuvimos la suerte de poder alojarnos en el hotel más bonito de allí, el Meliá Salinas de Costa Teguise. Mejor dicho, en uno de los hoteles más bonitos que recordamos. Tiene algunos años (es del 1977) pero el trabajo que hicieron allí los arquitectos Fernando Higueras y César Manrique, el primero con el edificio y el segundo con los jardines y piscinas, es espectacular y mantiene toda su fuerza. Su interior es un exuberante gran patio literalmente ocupado por una jungla y abierto al aire libre, con espacios, comedores, pasarelas y pasillos de gran belleza. Y sus piscinas, una de las obras maestras del genial César Manrique. Pasar allí una mañana o una tarde no tiene precio porque todo es tranquilidad y belleza. Además, como estuvimos durante diciembre éramos prácticamente los únicos usuarios. 

En un día se puede hacer mucho, pero lo primero que se recomienda es visitar el Parque Nacional de Timanfaya. Allí la naturaleza volcánica de la isla se ve en todo su esplendor y el recorrido en autobús es en realidad un viaje por paisajes que bien podrían ser marcianos. Desde cualquier hotel o agencia de viajes os podéis informar para subir hasta allí, pero se puede llegar en coche hasta el Islote de Hilario (un mirador y edificio de César Manrique) y disfrutar de las Montañas de Fuergo. Se entra por Taro, donde se paga la entrada al Parque.

Y después de la visita, un buen sitio para cenar es el Restaurante Lagomar, en Nazaret, cerca de Costa Teguise. Está en una cueva y es genial para tomar después una copa. La historia que se cuenta es que era una casa de Omar Sarif que perdió jugando a las cartas, aunque lo más interesante es el sitio en el que está el restaurante. Y si no os apetece, otra posibilidad es acercarse al Restaurante Isla Bonita, en el mismo Costa Teguise. Allí, por recomendación del recepcionista del hotel, comimos cosas típicas de la isla a muy buen precio. Riquísimos pescados y postres. Nos acordamos todavía de unos pescados que allí llaman "vieja" y "burra", como no de los mojos, y del bienmesabe, un postre típico a base de almendras, huevo, limón y azúcar.

Y así pasamos nuestro primer día en Lanzarote...

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