2014/10/21

LA TARTA DE RAYO MCQUEEN PARA EL CUMPLEAÑOS

Pues aquí está. La tarta de cumpleaños de este año! Cuando le hemos preguntado de qué quería la tarta y nos ha dicho que de Cars, no nos lo podíamos creer. Pero si es complicadísimo! A pesar de ello, nos hemos liado la manta a la cabeza y nos hemos puesto manos a la obra. El resultado no es que sea profesional, perfecto, de repostería, pero a él le ha gustado muchísimo y se le ha iluminado la cara cuando la ha visto. Bueno, a él y a todos... 

El año pasado preparamos la tarta de Totoro, que también salió bien. Pero esta vez ha sido un poco más difícil, sobre todo porque la forma de Rayo McQueen es un poco más difícil. El truco consiste en tener un modelo que copiar, un poco de maña y un buen bizcocho de chocolate o de yogurt para manejar, cortar y formar la base. Es muy útil utilizar nocilla para pegar las piezas entre ellas y un poco de paciencia, así como hacerse a la idea de que sobrarán trozos que luego nos comeremos a escondidas.

Bueno, una vez hecha la figura, a continuación la hemos cubierto con nocilla, le hemos recortado los huecos de las ruedas y a recubrir con fondant rojo. No os los enseñamos pero hay unos cuantos utensilios útiles para trabajar la pasta coloreada, entre los que destacan el rodillo y una lámina de plástico para que no se pegue cuando se estira sobre la encimera,  el buril, el cortapizzas para recortar y el pincel para pegar el fondant entre sí. Estos son los básicos, aunque hay unos cuantos más disponibles en cualquier tienda especializada. También es bueno tener a mano azúcar glas, porque nos ayudará a que no se nos pegue la pasta a las manos.

Con donettes recubiertos de nocilla y fondant negro hemos formado las ruedas, y el resto de detalles ha sido un trabajo más o menos intenso. Como faltaba el tiempo, hemos cambiado el 95 de Rayo por un uno y los detalles delanteros y de los lados han sido más sencillos. No ha pasado nada porque nadie se ha enterado con la emoción, y es que además la tarta ha durado muy poco encima de la mesa. Un soplo de velas, unas fotos, unos cuantos cortes y a comer. No ha quedado nada.

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